Las sobras de jamón son uno de esos tesoros de la cocina que están demasiado buenos para desperdiciarlos, pero después de una comida copiosa, puede resultar complicado decidir qué hacer con ellas. Por suerte, convertir esos trocitos de jamón en algo fresco y delicioso no tiene por qué ser complicado. Tanto si quieres un tentempié rápido, una cena familiar o algo un poco extravagante, aquí tienes una receta que hará que tus sobras vuelvan a brillar.
Sabemos lo complicado que puede ser gestionar recetas y planes de comidas, especialmente cuando intentas aprovechar las sobras como el jamón sin sentirte atascado. Por eso hemos creado ReciMe: para que puedas organizar todas tus recetas favoritas, hacer listas de la compra en segundos y planificar comidas que te ayuden a ahorrar tiempo y a reducir el desperdicio de alimentos. Tanto si buscas nuevas ideas para transformar tus restos de jamón como si sólo quieres que tu cocina funcione a la perfección, ReciMe hace que cocinar te resulte más fácil, divertido y menos estresante.

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La seguridad ante todo: ¿cuánto duran las sobras de jamón?
Antes de ponerte a cocinar, conviene saber cuánto tiempo se mantendrán frescas y sabrosas las sobras de jamón. Nadie quiere desperdiciar una buena comida o, peor aún, ponerse enfermo por algo que se ha estropeado.
Por lo general, el jamón cocido se conserva bien en el frigorífico entre 3 y 5 días. Eso significa que una vez que lo traiga a casa o lo desenvuelva, intente utilizarlo dentro de ese plazo. Asegúrate de guardarlo en recipientes herméticos o bien envuelto en papel de plástico o de aluminio para evitar que penetre la humedad y los olores del frigorífico.
Si no está seguro de si su jamón sigue en buen estado, confíe en sus sentidos. Huélalo, el jamón fresco huele ahumado y ligeramente salado, pero si nota algún olor agrio o desagradable, es hora de tirarlo. Comprueba también la textura: si está viscoso o pegajoso, es señal de que ha pasado su mejor momento.
¿Tienes más jamón del que puedes comer en unos días? No te preocupes, el jamón se congela estupendamente. Córtalo en porciones, mételo en bolsas aptas para el congelador y lo conservarás hasta 3 meses. Cuando vayas a utilizarlo, descongélalo toda la noche en el frigorífico o caliéntalo en un plato directamente congelado.
Jugar sobre seguro con las sobras significa que podrá disfrutar de su jamón con confianza, sin sorpresas. Y esa es la mejor manera de que cocinar siga siendo divertido y sin estrés.
Sopas fáciles para entrar en calor y aprovechar las sobras de jamón
La sopa es la mejor forma de aprovechar las sobras de jamón, ¿verdad? Es indulgente, rápida de preparar y llena de sabor. Además, las sopas casi siempre saben mejor al día siguiente, por lo que el esfuerzo se traduce en una o dos comidas extra. Aquí tienes algunas sopas que hacen brillar las sobras de jamón.
1. Sopa de jamón y guisantes
Si no has probado la sopa de guisantes con jamón, estás de suerte. Es uno de esos platos reconfortantes de la vieja escuela que te calientan por dentro y por fuera. La magia está en el hueso de jamón, si lo has guardado, mételo con los guisantes y las verduras mientras se cocina a fuego lento. Le da un toque ahumado que no se puede falsificar.
Comience con cebolla, zanahoria y apio cortados en dados. Sofríelos en un poco de aceite o mantequilla hasta que estén blandos. A continuación, añade los guisantes partidos enjuagados, el hueso de jamón (o trozos de jamón sobrante si no hay hueso) y agua o caldo suficiente para cubrirlo todo unos centímetros. Cocer a fuego lento durante una hora hasta que los guisantes se deshagan y la sopa se vuelva cremosa por sí sola, sin necesidad de nata. Si quieres, pica un poco de jamón al final e incorpóralo para darle un toque carnoso.
Esta sopa es económica, sustanciosa y perfecta para las noches frías. No olvides sazonarla con sal y pimienta, y tal vez una o dos hojas de laurel mientras se cocina. Sírvela con pan crujiente y listo.
2. Sopa de patata y jamón con queso
Esto es básicamente comodidad en un tazón. Es cremoso, con queso, y simplemente satisfactorio. Además, es una gran manera de utilizar cualquier tipo de jamón sobrante. Puedes hacerla en la estufa o en la olla de cocción lenta si quieres volver a una comida caliente.
Empieza por sofreír cebolla y ajo picados en mantequilla hasta que desprendan aroma. Añada las patatas troceadas o, si no le queda más remedio, las patatas fritas congeladas. Vierte el caldo de pollo y cuece a fuego lento hasta que las patatas estén blandas. A continuación, añade el queso rallado (el cheddar es un clásico), un chorrito de leche o nata y el jamón cortado en dados. El queso se funde en el caldo, haciéndolo todo rico y sedoso.
Si lo desea, añada un poco de apio o zanahoria picados para darle un toque crujiente y de color. Termine con pimienta recién molida y tal vez una pizca de cebollino o cebollas de verdeo para darle un toque de frescura. Es una receta sencilla que da un toque elegante sin complicaciones.
3. Sopa de jamón y judías
La sopa de jamón y judías es un clásico por una razón. Es sustanciosa, sustanciosa y llena de textura. Tanto si usas alubias enlatadas para ahorrar tiempo como si las dejas en remojo toda la noche, el sabor ahumado del jamón es la estrella.
Para empezar, sofríe la cebolla, el ajo y los tubérculos que tengas: zanahorias, chirivías o incluso un poco de apio. Añade las alubias, el jamón cortado en dados y suficiente caldo o agua para cubrir. Déjalo cocer a fuego lento para que se mezclen los sabores; suele tardar una hora si usas alubias secas y menos si son de lata.
Los restos de jamón aportan un sabor salado y ahumado que hace que esta sopa sea irresistible. Es perfecta para comer con rebanadas gruesas de pan tostado con mantequilla o un gran trozo de pan crujiente para absorber hasta la última gota. Consejo profesional: añade un chorrito de vinagre o zumo de limón al final de la cocción para avivar todos los sabores.

Platos de una sola cazuela que ahorran tiempo y limpieza
Hay algo casi mágico en las comidas que se preparan en una sola olla. Menos platos que lavar, menos alboroto, y de alguna manera siempre se sienten como un abrazo en un plato. Utilizar restos de jamón en estas recetas es una obviedad, añade sabor, proteínas y las hace instantáneamente mejores. Aquí tienes algunas de mis favoritas con las que tendrás la cena en la mesa sin sudar la gota gorda.
1. Pasta con jamón y verduras
Este plato de pasta es ideal cuando quieres algo rápido pero que te parezca una comida de verdad. Coge la pasta que tengas: penne, fusilli, incluso espaguetis, y cuécela hasta que esté tierna (al dente, si quieres parecer elegante).
Mientras hierve la pasta, corta el jamón sobrante en dados y échalo en una sartén caliente con un poco de aceite de oliva o mantequilla. Añade cebolla y ajo picados para darle sabor y, a continuación, añade las verduras (los guisantes o las espinacas congelados son ideales porque se cocinan rápidamente y aportan color y nutrientes). Si tienes pimientos o champiñones, aún mejor.
Para la salsa, no te compliques: añade un poco de nata o unas cucharadas de queso fresco para que quede más rica. También puedes optar por el tomate clásico con una lata de tomate triturado y una pizca de chile en escamas si te gusta un poco de picante.
Escurre la pasta y échala en la sartén con el jamón y las verduras. Revuelve todo junto, sazona con sal, pimienta y tal vez un poco de parmesano rallado por encima. La cena está lista en menos de 30 minutos, sin apenas ensuciar. Y además, sabe como si hubieras pasado mucho más tiempo cocinando.
2. Arroz frito con jamón
El arroz que sobra puede ser un poco triste guardado en la nevera, pero el arroz frito con jamón lo arregla en un santiamén. Empieza calentando un chorrito de aceite en una sartén grande o un wok. Si te apetece, usa aceite de sésamo: le da un sutil toque de frutos secos que es el beso del chef.
Revuelve un par de huevos en la sartén y resérvalos. A continuación, añade el jamón cortado en dados y las verduras que tengas a mano: zanahorias, guisantes, cebollas verdes o pimientos. Fríelos hasta que todo esté bien caliente y empiece a dorarse un poco.
Añade el arroz frío que te haya sobrado directamente de la nevera (esto es fundamental, el arroz frío fríe mejor y no se apelmaza). Saltéalo todo junto y rocíalo con salsa de soja al gusto. Vuelve a añadir los huevos y remueve bien.
No te puedes equivocar. Es rápida, llena y puedes hacerla a tu gusto cambiando las verduras o añadiendo un chorrito de salsa picante si te gusta el picante.
3. Hash de jamón y patatas
Este plato es ideal para cualquier momento: desayuno, comida o cena, nunca defrauda. Para empezar, corta las patatas en dados (las patatas asadas de sobra también quedan muy bien). Caliente una sartén con un poco de aceite o mantequilla y cocine las patatas hasta que queden crujientes por los bordes (unos 10-15 minutos).
Cuando las patatas estén doradas y sabrosas, añade el jamón cortado en dados y las verduras que quieras: cebollas, pimientos, champiñones o incluso col rizada para darle un toque verde. Cocina hasta que todo esté bien caliente y ligeramente caramelizado.
Aquí está el cambio de juego: cúbralo con un huevo frito (o dos). La yema líquida lo hace todo más rico y satisfactorio. Sazona con sal, pimienta y una pizca de pimentón ahumado si tienes, añade una profundidad encantadora que combina perfectamente con el jamón.
Este hash es un salvavidas cuando quieres algo abundante pero sin complicaciones, y las sobras saben aún mejor al día siguiente.

Bocadillos y sándwiches que devuelven la vida al jamón sobrante
Y a veces sólo quieres algo rápido, fácil de sostener y totalmente delicioso. Las sobras de jamón son como un pequeño secreto de cocina: convierten sándwiches y aperitivos sencillos en algo que apetece comer. Estas ideas son fáciles de preparar, llenas de sabor y perfectas para cuando quieres algo informal pero sabroso.
1. Deslizadores de jamón y queso
Estos sándwiches son lo último en platos para el público: suaves, derretidos y repletos de jamón. Empieza partiendo por la mitad los panecillos blandos. Póngales jamón en lonchas finas y su queso favorito: Suizo o cheddar.
Ahora, el truco para hacer estos de nivel superior es la salsa de mantequilla que cepillo en la parte superior antes de hornear. Mezcla mantequilla derretida con un poco de mostaza de Dijon, ajo en polvo y un toque de salsa Worcestershire si tienes. Píntela por todos los panecillos y, a continuación, meta la bandeja entera en el horno hasta que el queso se derrita y la parte superior quede dorada y ligeramente crujiente.
Sácalos cuando estén burbujeantes e irresistibles. Son perfectos para el día del partido, cenas rápidas, o siempre que desee una comida para comer con los dedos que se siente especial, pero no es más difícil que un sándwich.
2. Bocadillos de ensalada de jamón
Si tienes restos de jamón que necesitan un poco de reinvención, la ensalada de jamón es lo que necesitas. Corta el jamón en trocitos pequeños y mézclalo con mayonesa, lo justo para que quede bien ligado pero no empapado. Añade un poco de mostaza para cortar la cremosidad (amarilla o de Dijon, tú decides) y un poco de condimento de pepinillos dulces para darle un toque picante y crujiente.
Se puede comer en pan de molde normal, pero a mí me encanta envuelto en tortillas o enrollado en forma de molinillos para darle un toque divertido a la fiambrera. Añade un poco de lechuga crujiente o rodajas finas de pepino si quieres un poco de frescura y crujiente.
Esta ensalada de jamón se conserva bien en el frigorífico durante un par de días, lo que la convierte en un plato rápido ideal para las comidas de trabajo o como tentempié de última hora.
3. Pinwheels calientes de jamón y queso
Estas pequeñas bellezas son perfectas cuando quieres algo un poco lujoso pero rápido de hacer. Coge una lámina de hojaldre o masa de media luna y coloca lonchas de jamón y queso uniformemente sobre la superficie.
Enróllalo bien y córtalo en rodajas de unos dos centímetros de grosor. Colócalas en una bandeja para hornear, úntalas con huevo si te apetece y hornéalas hasta que se doren y se hinchen (normalmente unos 15 minutos).
¿El resultado? Bocados crujientes, salados y con queso que desaparecen rápidamente. Estos molinillos son ideales para fiestas, comidas rápidas o incluso como acompañamiento de una ensalada para una cena ligera.

Ensaladas frescas y ligeras con restos de jamón
Mira, las sobras de jamón no siempre tienen que significar algo pesado o cocinado en una gran cazuela. A veces, lo que quieres es algo fresco, ligero y que te satisfaga sin demasiadas complicaciones. Las ensaladas con jamón son una forma fantástica de obtener un aporte proteico sin complicarse. Además, son ideales para los días más calurosos, cuando quieres una comida que no te pese pero que te llene.
1. Ensalada de jamón y piña
Esta ensalada es como el verano en un plato, jugosos trozos de piña mezclados con sabroso jamón crean un poco de magia dulce y salada. Empieza con una cama de verduras mixtas: espinacas, rúcula o cualquier otra al gusto. Añade el jamón sobrante cortado en dados y muchos trozos de piña (fresca o enlatada), escúrrela bien para que la ensalada no quede empapada.
El aliño es sencillo: una mezcla de aceite de oliva, un chorrito de vinagre de manzana, una cucharadita de miel y una pizca de sal y pimienta. Rocíe la ensalada, remuévala ligeramente y, si lo desea, espolvoréela con frutos secos tostados o semillas para darle un toque crujiente.
La dulzura de la piña contrasta a la perfección con el sabor salado del jamón, y las verduras lo mantienen todo fresco. Es rápido de preparar y resulta un poco elegante sin complicaciones.
2. Ensalada del Chef con Jamón
Si creciste con las clásicas ensaladas del chef estilo delicatessen, esto te encantará. Es una forma estupenda de vaciar la nevera, utiliza jamón, huevos duros, pepinos frescos, tomates maduros y dados de queso como el cheddar o el suizo. Añade unos crutones crujientes o cubitos de pan tostado para darle textura.
Colócalo todo en un plato grande o cuenco y rocía tu aliño favorito por encima: ranchero, mostaza con miel o una simple vinagreta. La variedad de ingredientes hace que cada bocado sea diferente, y es una comida saciante y equilibrada.
Perfecta para almuerzos o cenas ligeras, esta ensalada parece un capricho sin mucho esfuerzo. Además, puedes prepararla con antelación y mantener el aliño aparte hasta el momento de servirla para que las verduras queden crujientes.
3. Ensalada de jamón y judías
Esta es una receta que no necesita cocción cuando quieres algo sustancioso pero fresco. Utiliza alubias blancas enlatadas (cannellini o judías blancas son perfectas), escúrrelas y enjuágalas, luego mézclalas con restos de jamón picado.
Añada hierbas frescas finamente picadas y una vinagreta sencilla de limón hecha con aceite de oliva, zumo de limón fresco, un poco de mostaza de Dijon y sal y pimienta.
Mézclalo todo suavemente y déjalo reposar de 10 a 15 minutos para que los sabores se mezclen. Esta ensalada está repleta de proteínas y fibra, lo que la hace sorprendentemente saciante. Es perfecta para los días calurosos o cuando quieres algo saludable sin encender la estufa.

Consejos para guardar y aprovechar las sobras de jamón como un profesional
Aprovechar al máximo las sobras de jamón no sólo consiste en preparar recetas inteligentes, sino también en manipularlo y almacenarlo correctamente para que no se desperdicie nada. Con un poco de conocimiento, puede mantener su jamón con un sabor fresco y listo para cualquier deliciosa comida que desee preparar a continuación.
- Congelar en porciones: Uno de mis trucos favoritos es cortar el jamón sobrante en porciones más pequeñas antes de congelarlo. Es mucho más fácil coger lo que necesitas más tarde, tanto si quieres un puñado de taquitos para una ensalada como una tanda más grande para un guiso. Utiliza bolsas de congelación o recipientes herméticos y etiquétalos con las fechas para no perder la cuenta. El jamón congelado se conserva bien hasta 3 meses, y se descongela rápidamente en el frigorífico o incluso directamente en un plato si tienes prisa.
- Usa el hueso: Si tienes un hueso de jamón en la nevera, ¡no lo tires! Ese hueso es oro puro. Échalo en sopas, guisos o incluso alubias mientras se cuecen para infundir al caldo una riqueza ahumada y carnosa difícil de superar. No olvide sacarlo antes de servir. Es una forma fácil de mejorar sus comidas sin esfuerzo adicional.
- Mantenlo fresco: Para el jamón que aún está en la nevera, los recipientes herméticos son tu mejor aliado. Envuélvelo bien o mételo en un recipiente con cierre hermético para que no entre humedad ni otros olores del frigorífico. Lo ideal es consumir el jamón sobrante en un plazo de 3 a 5 días para disfrutar de su mejor sabor y textura. Si notas que está empezando a secarse, puedes darle una nueva vida picándolo rápidamente y mezclándolo con una receta más salada.
- Mezcla y combina: Una de las mejores cosas del jamón es lo bien que combina con otros ingredientes. No te sientas atado a una sola receta o combinación, añade jamón a las ensaladas, combínalo con quesos, mézclalo con cereales como el arroz o la quinoa, o mézclalo con platos llenos de verduras. Es como la navaja suiza de las proteínas: versátil, fiable y siempre complaciente.
Para terminar
Las sobras de jamón no tienen por qué ser las grandes olvidadas del fondo de la nevera. Con un poco de creatividad (y tal vez una pizca de inspiración), puedes convertir esas sobras en comidas reconfortantes, satisfactorias y realmente emocionantes. Tanto si preparas una sopa acogedora, un guiso con queso, una ensalada fresca o un sándwich rápido, el jamón hace que todo sepa un poco mejor.
La próxima vez que abras la nevera y veas que te ha sobrado jamón, no dejes que te estrese ni que se desperdicie. Elige una receta de aquí o, mejor aún, mezcla y combina ideas en función de lo que tengas a mano. Cocinar no tiene por qué ser complicado ni llevar mucho tiempo. Debe ser fácil, un poco divertida y, lo más importante, algo que te guste. Y para eso, las sobras de jamón pueden ser tu arma secreta.
Así que coge ese jamón, ponte a cocinar y observa cómo algo sencillo se convierte en algo delicioso.
Preguntas frecuentes
¿Cuánto tiempo puedo conservar las sobras de jamón en el frigorífico?
El jamón cocido suele conservarse de 3 a 5 días si se guarda en un recipiente hermético o bien envuelto. Compruebe siempre si huele mal o tiene una textura viscosa antes de utilizarlo.
¿Puedo congelar las sobras de jamón?
Por supuesto. El jamón se congela muy bien. Córtelo en porciones, guárdelo en bolsas o recipientes para congelar y lo conservará hasta 3 meses. Descongélelo durante la noche en el frigorífico para obtener mejores resultados.
¿Cuál es la mejor manera de recalentar las sobras de jamón?
Para obtener un jamón tierno y húmedo, caliéntelo suavemente en el horno envuelto en papel de aluminio, o caliéntelo en una sartén tapada a fuego lento. También se puede calentar en el microondas, sólo hay que taparlo para mantener la humedad y calentarlo en ráfagas cortas.
¿Puedo utilizar las sobras de jamón en ensaladas y platos fríos?
Sin duda. El jamón cortado en dados o en tiras aporta un gran sabor y proteínas a ensaladas, wraps y sándwiches. Eso sí, asegúrate de que el jamón es fresco y no lleva mucho tiempo en la nevera.
¿Cómo puedo hacer que pequeñas cantidades de jamón sobrante rindan más?
Utilice taquitos de jamón como potenciador del sabor en sopas, pastas, huevos revueltos o ensaladas. Incluso una pequeña taza de jamón puede añadir un gran toque de sabor a su comida.