Comer con úlceras puede ser como caminar por la cuerda floja: un bocado equivocado y el estómago te lo hace saber. Por eso hemos elaborado un suave plan de comidas de 7 días con alimentos que alivian, no estresan. Desde desayunos suaves hasta cenas fáciles, cada comida está diseñada para trabajar con tu intestino (no contra él).
En ReciMe sabemos lo abrumador que resulta cambiar de hábitos alimentarios de la noche a la mañana. Nuestra aplicación te ayuda a guardar recetas aptas para úlceras desde cualquier lugar, planificar comidas que no desencadenen síntomas y crear listas de la compra inteligentes en segundos. Tanto si estás controlando un brote como si estás aprendiendo lo que tu cuerpo puede tolerar, estamos aquí para que la comida vuelva a ser sencilla. Descarga ReciMe ahora y deja de adivinar qué comer.

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Qué son las úlceras de estómago y por qué es importante la dieta
Una úlcera de estómago es básicamente una llaga en el interior del intestino. Puede estar en el estómago o en la parte superior del intestino delgado, y se suele sentir cuando el estómago está vacío: ese dolor agudo y ardiente que te hace cuestionar todo lo que acabas de comer. También son bastante frecuentes las náuseas, la hinchazón y las molestias aleatorias, aunque comas "todo lo correcto".
La mayoría de las veces, las úlceras están causadas por el Helicobacter pylori (H. pylori), una bacteria que destruye el revestimiento natural del estómago, o por el consumo habitual de medicamentos como el ibuprofeno o la aspirina. Una vez que el revestimiento se vuelve fino, el ácido empieza a irritar la zona, y es entonces cuando aparece el dolor.
La medicación es fundamental para la curación, pero la alimentación diaria también puede ayudar a controlar los síntomas y reducir las reagudizaciones. Algunos alimentos empeoran las cosas. Otros, en cambio, favorecen el proceso de curación; no se trata de magia, sino de la lógica básica de la digestión.
He aquí algunos de los que suelen funcionar mejor:
- Verduras cocidas como zanahorias, calabacines o espinacas
- Proteínas magras como pollo, pescado blanco, huevos o tofu
- Carbohidratos blandos como la avena, el arroz o la pasta normal
- Frutas no ácidas como plátanos, melones o peras
- Un poco de grasa saludable procedente del aceite de oliva o de mantequillas de frutos secos suaves
El objetivo no es comer perfectamente. Se trata de evitar las cosas que empeoran el estado de tu intestino y darle espacio para que se asiente.

7 días de comidas que no provocan úlceras y que tienen sentido
Cuando el estómago está sensible, la comida se convierte en algo más que combustible. Se trata de comodidad, seguridad y de no cuestionar cada bocado. Estas comidas son suaves, sencillas y están repletas de pequeñas opciones que contribuyen a la curación, no sólo a evitar el dolor. No se trata de una limpieza ni de una dieta estricta. Es un ritmo suave para su semana, construido con la energía de la vida real en mente.
Día 1 - Un reinicio suave para su intestino
Este es tu comienzo tranquilo. Las comidas aquí son suaves, tranquilizadoras y se basan en texturas cálidas y suaves que no exigen mucho a tu estómago. Nada picante, nada crudo y nada de sabores fuertes: sólo un apoyo tranquilo para ayudar a tu intestino a asentarse.
Desayuno
Empieza el día con unos cremosos copos de avena cocidos en leche de almendras. Corta un plátano maduro por encima mientras aún está caliente, espolvorea un poco de canela y termina con un chorrito de miel. Nada crujiente ni ácido, sólo calor y fibra que entra suavemente y es fácil de digerir.
Almuerzo
Elige una pechuga de pollo al horno, ligeramente sazonada con sal y quizá un toque de orégano si tu estómago te lo permite. Acompáñalo con arroz blanco y zanahorias al vapor, que son fáciles de masticar y de digestión rápida. Si quieres añadir sabor sin irritarte, cuece el arroz en un caldo vegetal bajo en sodio.
Cena
Si quieres algo más suave, sirve bacalao asado con aceite de oliva. Sírvelo con puré de boniatos (sin necesidad de mantequilla; usa un poco de leche de almendras para darle cremosidad) y espinacas blandas salteadas hasta que se marchiten. Todo en el plato es suave, caliente, y cero presión sobre su digestión.
Aperitivos
A mediodía, tómate un tazón pequeño de yogur griego natural con unos cuantos arándanos frescos. Por la noche, las tortitas de arroz con una suave capa de mantequilla de almendras te dan un poco de proteína y crujiente que no causará drama.
Día 2 - Sabores suaves, texturas suaves, satisfacción real
No tienes por qué renunciar a la variedad sólo porque tu estómago sea quisquilloso. Este día añade proteínas suaves, sopas suaves y verduras templadas que aportan nutrientes sin irritar. Sin especias, pero con un poco más de personalidad.
Desayuno
Revuelve dos huevos en una sartén antiadherente con un chorrito de leche de almendras para que queden más suaves. Añade un puñado de espinacas al vapor al final y sírvelo con una rebanada de pan integral tostado. Si tu estómago lo permite, añade unas rodajas finas de aguacate para darle cremosidad y grasa saludable.
Almuerzo
Decántese por una acogedora sopa de verduras hecha con zanahorias, apio y cebolla tiernos. Cuécela a fuego lento en caldo bajo en sodio hasta que las verduras estén tiernas y las lentejas se deshagan un poco. Acompáñala con unas galletas saladas para equilibrar un poco el plato.
Cena
La pechuga de pavo asada a las hierbas resulta sustanciosa sin ser pesada. Sírvela con quinoa (cocida en caldo para darle más sabor) y calabacín salteado cortado en monedas blandas. Si tu digestión no tiene problemas con las hierbas ligeras, añade perejil o tomillo. Es equilibrado, saciante y totalmente manejable.
Aperitivos
Durante el día, corta una pera madura en rodajas y úntala en mantequilla de cacahuete, sólo una cucharada. Más tarde, el yogur natural te da algo para picar rico en proteínas pero no áspero.
Día 3 - Cremoso, calmante y sin sorpresas
A estas alturas, puede que ya tengas una idea más clara de lo que tu intestino puede soportar. Este día se mantiene el volumen bajo - proteínas suaves, almidones suaves, y algunas opciones frías que todavía se sientan cómodamente.
Desayuno
Prepara un batido con plátano, leche de avena, yogur griego natural, arándanos congelados y un toque de extracto de vainilla. Sin cítricos ni especias, solo una forma cremosa y llena de nutrientes de empezar el día sin esfuerzo.
Almuerzo
Prepara una sencilla ensalada de atún con aceite de oliva y una pizca de sal. Sírvela sobre un bol de arroz blanco caliente con judías verdes cocidas al vapor hasta que estén tiernas. Todo debe resultar suave al tenedor y agradable al estómago.
Cena
El salmón al horno combina de maravilla con un puré de patatas hecho con patatas peladas hervidas y un poco de leche de almendras. Sírvelo con zanahorias asadas, cocinadas hasta que estén ligeramente caramelizadas pero aún blandas. El salmón aporta grasas saludables, mientras que los acompañamientos mantienen la suavidad.
Aperitivos
Por la tarde, prueba un bol de melón cantalupo cortado en daditos con unas cucharadas de yogur por encima. Más tarde, come galletas integrales con queso fresco blando: suave, cremoso y muy apetecible para picar.
Día 4 - Sabor sin lucha
Así que vamos a añadir algunas hierbas suaves y verduras asadas para darle más sabor, pero sin complicarnos. Nada picante, nada crudo. Sólo el sabor suficiente para recordarte que la comida aún puede sentar bien.
Desayuno
Prepara una o dos tostadas francesas integrales mojando el pan en clara de huevo con una pizca de canela y cocinándolo lentamente en una sartén antiadherente con un poco de aceite de oliva o mantequilla vegetal. Cúbrelas con suaves rodajas de pera y un chorrito de sirope de arce. Parece un capricho, pero sigue siendo seguro.
Almuerzo
Pechuga de pollo al horno servida con arroz blanco al vapor y champiñones salteados a fuego lento en aceite de oliva. Añade una pizca de tomillo o cebollino picado para darle un toque alegre sin irritar tu intestino.
Cena
Haz suaves albóndigas de pavo con pavo molido, avena o pan rallado y un poco de aceite de oliva. Hornéalas hasta que estén bien hechas. Sírvelas sobre pasta normal o fideos de arroz con una salsa casera de pimientos rojos, simplemente pimientos asados y pelados mezclados con aceite de oliva y un chorrito de caldo vegetal. Es rica sin ser pesada.
Aperitivos
Un huevo duro con unas galletas saladas es una merienda estupenda. Más tarde, come unas suaves rodajas de manzana con una suave capa de mantequilla de semillas de girasol. Dulce, con sabor a frutos secos y seguro.
Día 5 - Comidas acogedoras como en casa
Este día se trata de comidas reconfortantes pero ligeramente modificadas para que sean más suaves para el estómago. Nada de salsas extravagantes ni experimentos con condimentos, solo comidas sólidas que no causen estrés.
Desayuno
Prepara un sabroso bol de arroz para el desayuno con restos de arroz blanco, huevos revueltos y champiñones y espinacas salteados. Utiliza aceite de oliva en lugar de mantequilla y sazónalo con una pizca de sal. Es sustancioso sin ser difícil de digerir.
Almuerzo
Sopa de fideos de pollo con zanahorias tiernas, apio y fideos de huevo en caldo bajo en sodio. Añade pechuga de pollo desmenuzada y un poco de perejil fresco si tienes. Esta es una de esas comidas que sientan bien en cualquier momento, especialmente cuando tienes el estómago delicado.
Cena
Pechuga de pollo a la plancha con puré de patatas hecho con leche de almendras y aceite de oliva. Añade una guarnición de brócoli al vapor, lo suficientemente suave como para que no tengas que masticar demasiado. Sin especias, sólo comodidad.
Aperitivos
A primera hora del día, prueba el yogur con unas rodajas de melocotón. Más tarde, tuesta una rebanada de pan integral y úntala con mantequilla de almendras. Si te sientes aventurero, una pizca de canela también funciona bien.
Día 6 - Comidas ligeras para días tranquilos
Este plato es para los días en los que tu estómago está un poco revuelto o simplemente no tienes mucha hambre. Todo es ligero, fácil de preparar, y construido para dar a su intestino un descanso.
Desayuno
Prepara mini tortitas de plátano y huevo machacando un plátano maduro con dos huevos y cocinando pequeñas porciones de masa en una sartén antiadherente. Sírvelas con una cucharada de yogur natural y un chorrito de miel para un desayuno suave, dulce y muy delicado.
Almuerzo
Mezcla una suave ensalada de quinoa con dados de zanahoria cocida, pepino y pequeños trozos de pechuga de pollo al horno o escalfada. Adereza con aceite de oliva y perejil picado; omite el zumo de limón si tu estómago aún es sensible a la acidez.
Cena
Pescado blanco al horno, como tilapia o bacalao, con calabacín y calabaza asados. Todo debe estar tierno como un tenedor. Sazona sólo con aceite de oliva y tomillo u orégano secos. Es ligero pero saciante.
Aperitivos
Corta melón o melón cantalupo en dados y cúbrelos con yogur natural. Después, prueba a comer rodajas de manzana con una cucharadita de mantequilla de cacahuete. Nada crujiente ni picante, sólo satisfactorio.
Día 7 - Acabar la semana suave y fuerte
A estas alturas, es de esperar que hayas descubierto lo que le va bien a tu cuerpo, y este último día está aquí para terminar con comidas acogedoras y relajantes que sigan pareciéndote comida que comerías a propósito.
Desayuno
Cuece lentamente la avena cortada con leche de almendras hasta que esté blanda y cremosa. Añade dados de pera madura, un poco de sirope de arce y una pizca de canela. Tómate tu tiempo para comer - esto es un lento confort en un tazón.
Almuerzo
Prepara una suave ensalada de huevo con puré de huevos cocidos, aceite de oliva, cebollino picado y una pizca de sal. Envuélvela en una tortilla blanda de trigo integral con espinacas ligeramente salteadas o verduras con las que tu estómago esté de acuerdo. Suave, saciante y fácil de masticar.
Cena
Asa un solomillo de cerdo magro con romero y tomillo. Sírvelo con boniato al horno (sin piel si te molesta en el estómago) y verduras al vapor, como espinacas o acelgas, con un chorrito de aceite de oliva. Es un poco más "de cena", pero sigue siendo fácil.
Aperitivos
Yogur con uvas rojas o verdes por la tarde. Termina el día con unas galletas normales cubiertas con mantequilla de semillas de girasol y un toque de miel. Tranquilo, un poco dulce y lo justo.

Alimentos suaves que sienta bien comer
Cuando se padece una úlcera, el estómago no tiene paciencia para el caos. El objetivo no es pensar demasiado cada bocado, sino comer de forma que el organismo se mantenga tranquilo, estable y en proceso de curación. Eso significa centrarse en alimentos que no sean agresivos para el intestino, pero que aporten al organismo lo que necesita para recuperarse.
Esto es lo que suele funcionar bien para la mayoría de la gente:
- Verduras cocidas: Piensa en zanahorias al vapor, calabacines blandos, puré de boniatos o espinacas salteadas. Las ensaladas crudas pueden parecer sanas, pero pueden ser demasiado duras durante un brote.
- Frutas no ácidas: Los plátanos, los melones, las peras y los arándanos suelen tolerarse bien. De momento, evita los cítricos: tu estómago te lo agradecerá.
- Cereales integrales: La avena, el arroz integral, la quinoa y el pan integral (si no eres sensible al gluten) son opciones sólidas. Son insípidos en el mejor de los sentidos: saciantes, suaves y muy versátiles.
- Proteínas magras: Pechuga de pollo, pavo, pescado, huevos, tofu o incluso lentejas si te sientan bien. Quieres el tipo de proteína que no te deje sensación de pesadez o inflamación.
- Grasas saludables - en pequeñas dosis: Un poco de aguacate, aceite de oliva o mantequilla de frutos secos puede hacer mucho. Pero no te pases: las grasas tardan más en digerirse y un exceso puede ralentizar la digestión.
- Hierbas y especias suaves: El perejil fresco, la cúrcuma, el jengibre y la canela añaden sabor sin el calor. No tienes por qué comer comida insípida, solo tienes que saltarte lo que pica.
- Alimentos probióticos: Si su estómago puede soportarlos, el yogur natural desnatado o el kéfir pueden ayudarle a restablecer el equilibrio intestinal. Ve introduciéndolos poco a poco y observa cómo responde tu cuerpo.
¿En resumidas cuentas? Elige alimentos sencillos, cocinados y poco ácidos que no exijan demasiado a tu digestión. No busques la perfección, sino la paz. Si una comida te sienta bien y no desencadena síntomas, vas por buen camino.
Qué omitir cuando el estómago ya ha tenido bastante
Cuando se tiene una úlcera, algunos alimentos son como echar sal en un corte de papel: no merecen la pena. No hace falta que memorices cien reglas, pero saber lo que no te sienta bien puede ayudarte a evitar los brotes y a tener más control a la hora de comer. Esto es lo que tiende a agitar las cosas (y por qué deberías evitarlo):
1. Picante que devuelve el golpe
La salsa picante, los copos de chile, los jalapeños, las pastas de curry picantes... cualquier cosa realmente picante suele ser demasiado agresiva para un estómago en proceso de curación. Incluso el picante "medio" puede ser demasiado cuando el estómago ya está crudo.
2. Alimentos fritos o grasientos
¿Pollo frito, patatas fritas, aros de cebolla, cualquier cosa que deje una película grasienta en la boca? No hay nada que hacer. Las grasas tardan más en digerirse, y las comidas ricas en grasas suelen aumentar la producción de ácido, lo que no es bueno cuando se trata de úlceras.
3. Cítricos y productos ácidos
Las naranjas, los pomelos, los limones, las limas e incluso los tomates crudos pueden ser irritantes. Son ácidos por naturaleza y tienden a provocar ardor o malestar, sobre todo con el estómago vacío.
4. Café, alcohol y bebidas gaseosas
La cafeína y el alcohol aumentan la acidez estomacal. Los refrescos añaden gases e hinchazón a la mezcla. No es divertido. Si echas de menos el ritual, prueba a cambiar al té de manzanilla o al agua caliente con un toque de jengibre.
5. Carnes procesadas y curadas
El beicon, el salami, los perritos calientes, el jamón y otras carnes muy saladas o ahumadas son difíciles de descomponer y están llenos de aditivos que su intestino no aprecia. Piensa en ellos más bien como combustible para los brotes.
6. Chocolate (lo siento)
Sí, incluso el chocolate. Puede relajar la válvula entre el estómago y el esófago, lo que se traduce en más reflujo ácido e irritación. Es difícil, pero merece la pena saberlo.
7. Aperitivos en escabeche, salados o ultraprocesados
Los pepinillos, la cecina, los frutos secos salados, las patatas fritas y la mayoría de los aperitivos envasados son demasiado fuertes. Suelen tener mucho sodio, que puede dañar el revestimiento del estómago, y están cargados de aditivos que tu cuerpo no necesita mientras intenta curarse.
8. Lácteos enteros (para algunas personas)
A algunas personas les sienta bien el yogur o un poco de leche, pero otras se sienten peor después de tomar queso, nata o lácteos enteros. Si no estás seguro, prueba a suprimirlos durante un tiempo para ver cómo reacciona tu estómago.

Cuándo es el momento de llamar a un profesional
Algunos días, decidir qué comer con una úlcera es como jugar a la ruleta de la comida. Una comida te sienta bien y la siguiente te deja acurrucado en el sofá preguntándote qué ha ido mal. Si esto te resulta familiar, puede que haya llegado el momento de recurrir a alguien que realmente conozca la ciencia, como un dietista titulado.
Los dietistas hacen algo más que darte una lista de alimentos seguros. Examinan tu situación en su conjunto: los medicamentos que tomas, cualquier otro problema de salud que tengas (como reflujo, síndrome del intestino irritable o sensibilidad alimentaria), tus horarios, tu presupuesto e incluso tus hábitos culinarios. Luego te ayudarán a elaborar un plan realista para tu vida, no sólo una guía teórica de comidas "perfectas". Si has estado suprimiendo alimentos sin saber qué es lo que realmente desencadena tus síntomas, o si estás estancado comiendo las mismas tres comidas una y otra vez, ellos pueden ayudarte a salir de esa rutina, con menos conjeturas, más confianza y un apoyo real que se adapte a ti.
Conclusión
Vivir con úlceras no significa que tengas que repetir la misma comida insípida o temer cada tentempié. Una vez que sepas qué tolera realmente tu estómago y qué alimentos te ayudan a sentirte mejor, las cosas empezarán a parecerte mucho menos abrumadoras. Este plan de 7 días no es una dieta rígida. Es un marco suave. Úsalo, modifícalo, repite tus favoritos, omite lo que no funcione y no tengas miedo de experimentar (con cuidado).
PREGUNTAS FRECUENTES
1. ¿Puedo tomar café si tengo una úlcera?
Depende. Algunas personas pueden soportar una pequeña cantidad de café, sobre todo si es poco ácido o con comida. Pero a muchos la cafeína les provoca malestar. Prueba a reducir su consumo y observa cómo responde tu estómago.
2. ¿Es bueno o malo el yogur para las úlceras?
El yogur natural desnatado suele tolerarse bien y puede ser útil, sobre todo si contiene probióticos. Eso sí, evita las versiones cargadas de azúcar o productos artificiales.
3. ¿Puedo comer huevos con úlcera?
Sí, los huevos cocidos, escalfados o revueltos suavemente suelen ser una apuesta segura. Eso sí, evita freírlos en abundante aceite o acompañarlos con ingredientes ricos en grasa, como el beicon.
4. ¿Y si tengo hambre entre comidas?
Es totalmente normal. De todos modos, las comidas más pequeñas y frecuentes suelen ser mejores para las úlceras. Ten a mano tentempiés como fruta blanda, yogur o pasteles de arroz con mantequilla de frutos secos para evitar pasar demasiada hambre.
5. ¿Cómo puedo saber si un alimento está desencadenando mis síntomas?
Intenta llevar un diario de alimentos durante una o dos semanas. No tiene por qué ser complicado: basta con anotar lo que comes y cómo te sientes después. Los patrones suelen aparecer antes de lo esperado.
6. ¿Puedo volver a comer alimentos picantes o ácidos?
Probablemente sí, pero no de inmediato. Cuando se te cure la úlcera y tu médico te dé el visto bueno, podrás reintroducir algunos de esos alimentos poco a poco. Empieza poco a poco y presta atención a cómo reacciona tu cuerpo.