Comer bien es más importante a medida que envejecemos, pero seamos sinceros, también es un poco más difícil. Menos apetito, menos energía y una larga lista de "debería" de todos los blogs de salud pueden hacer que las comidas parezcan más una tarea que una alegría. Este plan de comidas de 7 días está aquí para cambiar eso. Ya sea para usted o para ayudar a un ser querido, esta guía es sencilla, práctica y realmente agradable. Estamos hablando de comidas equilibradas que son fáciles de preparar, suaves para la digestión y llenas de ingredientes que apoyan la fuerza, la salud del cerebro y la energía. Piense en menos decisiones, más sabor y mucho menos estrés.
Ahí es donde ReciMe puede marcar la diferencia. Hemos creado nuestra aplicación para aliviar la presión de planificar las comidas, especialmente en esos momentos en los que cocinar parece más una tarea que un placer. Sabemos que, a medida que envejecemos, la nutrición es más importante, pero también lo es la sencillez. Por eso ReciMe te ayuda a guardar y organizar tus recetas favoritas en un solo lugar, a crear listas de la compra inteligentes en segundos y a planificar las comidas sin darle demasiadas vueltas. Tanto si cuidas de uno de tus padres como si cocinas para ti mismo o simplemente intentas mantener unos hábitos saludables, nuestro objetivo es hacer que la comida vuelva a ser fácil: nutritiva, sin estrés e incluso divertida.

Descarga gratuita en la App Store para iPhone y iPad

Aplicación ReciMe para Android

Por qué las necesidades nutricionales cambian con la edad
A medida que envejecemos, nuestro cuerpo experimenta cambios naturales. La masa muscular disminuye, los huesos necesitan más apoyo y la digestión puede ralentizarse un poco. Todo ello afecta a lo que debemos comer y cómo debemos hacerlo.
He aquí algunos cambios que merece la pena conocer:
- Menor apetito: Las personas mayores suelen comer menos, lo que significa que las comidas deben ser más densas en nutrientes para cubrir todas las necesidades básicas.
- Mayores necesidades de proteínas: Para ayudar a mantener la fuerza muscular y favorecer la cicatrización.
- Más fibra, menos sal: Para la salud intestinal y cardíaca.
- Mayor necesidad de calcio y vitamina D: Para mantener los huesos fuertes.
- La hidratación es la clave: Es posible que los adultos mayores no sientan tanta sed, pero deben mantenerse bien hidratados.
Por eso este plan está repleto de verduras ricas en fibra, proteínas magras, grasas saludables y sencillos recordatorios de hidratación.
Consejos para facilitar la preparación de comidas
No siempre es posible cocinar todas las comidas desde cero. Y no pasa nada. Unos cuantos hábitos inteligentes pueden aliviar la presión durante la semana y mantener las comidas equilibradas y satisfactorias.
- Cocine por lotes cuando tenga sentido: Elige un par de recetas básicas que se recalienten bien, como sopas, guisos o verduras asadas. Haz una gran cantidad y guárdalas en el frigorífico o el congelador para preparar fácilmente comidas para llevar y calentar. Ahorrarás tiempo y cordura.
- Prepara los tentempiés con antelación: Tener tentempiés como yogur, fruta cortada, palitos de verdura y frutos secos en porciones pequeñas hace que sea más fácil comer bien sin pensar demasiado. Puedes preparar los de toda una semana en menos de 15 minutos.
- Que las comidas sean coloridas: Un plato colorido suele significar que estás recibiendo una mejor mezcla de nutrientes. Intenta añadir verdes, naranjas, rojos y morados a tus comidas siempre que sea posible. No sólo es bueno para tu cuerpo, sino que también hace que la comida parezca más apetitosa.
- Elija suave pero satisfactorio: A medida que envejecemos, algunas texturas nos sientan mejor. Eso no significa que todo tenga que ser blando o aburrido. Alimentos como el puré de boniatos, las frutas guisadas, el pescado al horno o las sopas mixtas son suaves, pero siguen siendo sustanciosos y nutritivos.
- Use condimentos sin sal: El sabor no tiene por qué salir del salero. Las hierbas frescas, el zumo de limón, el ajo, un chorrito de vinagre o incluso una pizca de queso rallado pueden alegrar un plato y darle un toque especial sin aumentar los niveles de sodio.

Plan de comidas de 7 días para personas mayores
Este plan de comidas de 7 días está hecho para la vida real. Cada día incluye comidas sencillas y equilibradas que son fáciles de preparar, suaves para la digestión y repletas de los nutrientes que los adultos mayores necesitan para sentirse fuertes y apoyados. No hay que contar calorías, ni ingredientes extravagantes, ni comida aburrida. Sólo comidas reales que le ayudarán a mantenerse sano, con energía y satisfecho.
Tanto si cocinas para ti como si ayudas a un ser querido, este plan supone un esfuerzo mínimo y una gran recompensa.
Día 1
Desayuno
Empieza la mañana con un bol que te abrace: copos de avena calientes cocidos en leche (láctea o vegetal enriquecida con calcio, como la de almendras o avena). Remuévela hasta que quede cremosa y, por encima, añade rodajas de plátano y una pizca de canela. ¿Quieres un extra? Añade una cucharadita de semillas de lino molidas para obtener un poco de fibra y omega-3 cardiosaludable. Termina con un vasito de agua o té de hierbas. Fácil, acogedor y exactamente el tipo de desayuno que se te queda grabado en la memoria.
Almuerzo
Simplifica las cosas con un sándwich de pavo y aguacate. Utiliza pan integral, unas lonchas de pechuga de pavo magra y medio aguacate machacado con un poco de zumo de limón. Si te apetece, añade unas rodajas de lechuga o tomate. Como guarnición, disfruta de un puñado de suaves palitos de pepino (ligeramente cocidos al vapor si te cuesta masticarlos) y una cucharada de hummus para mojar. Termina con un pequeño racimo de uvas. Es equilibrado, satisfactorio y no te dejará perezoso.
Merienda
El yogur griego natural con un chorrito de miel es un buen aperitivo. Añade una cucharada de nueces trituradas o pipas de girasol si te apetece algo crujiente. Es cremoso, rico en proteínas y suficiente para aguantar hasta la cena.
Cena
La cena de esta noche es una de las favoritas por una razón. Hornea un filete pequeño de bacalao (de unos 3 ó 4 onzas) con zumo de limón, aceite de oliva y una pizca de hierbas aromáticas como eneldo o perejil. Mientras se cocina, cuece al vapor un puñado de judías verdes hasta que estén tiernas y prepara un puré de boniato con un chorrito de leche y una pizca de sal. De postre, un tazón pequeño de frutos del bosque. Es una comida que te hace sentir bien y que cumple todos los requisitos: proteínas, color y comodidad.
Día 2
Desayuno
Los huevos revueltos no tienen por qué ser aburridos. Bate dos huevos y cuécelos a fuego lento con un puñado de espinacas picadas y tomate cortado en dados. Los huevos deben quedar suaves y esponjosos, no gomosos. Sírvelos con una rebanada de pan integral tostado y rodajas de naranja para aumentar la vitamina C. Es una forma acogedora y rica en proteínas de empezar el día, con suficiente color para despertar el apetito.
Almuerzo
La sopa de lentejas y verduras es tu mejor aliada hoy. Es caliente, sustanciosa y fácil de preparar con antelación. Busca una versión con zanahorias, apio, tomate y quizá un poco de ajo. Caliéntala y acompáñala con una rebanada de pan integral cubierta con una gruesa capa de ricotta fresca. Añade unas rodajas de manzana si te apetece algo dulce y crujiente. Es una comida equilibrada, rica en fibra y reconfortante.
Merienda
Un pequeño puñado de nueces es todo lo que necesitas. Son crujientes, están llenas de grasas saludables y te ayudan a mantener la energía constante. Si quieres que te llenen un poco más, acompáñalas de un par de albaricoques secos o medio plátano.
Cena
Prepara un salteado de pollo con pechuga de pollo magra cortada en lonchas y cualquier verdura blanda que tengas a mano: calabacín, pimiento, tirabeques, etc. Cocínalo todo en una sartén con un chorrito de salsa de soja baja en sodio y una cucharadita de aceite de sésamo. Cocínalo todo en una sartén con un chorrito de salsa de soja baja en sodio y una cucharadita de aceite de sésamo. Sírvelo sobre media taza de arroz integral cocido. Para terminar, una pera estofada con una cucharada de yogur natural le da el punto dulce sin pasarse.
Día 3
Desayuno
Empieza el día con algo fresco y sin esfuerzo. Vierte media taza de cereales bajos en fibra en un bol y cúbrelo con unas cucharadas de yogur natural. Añade un puñado de arándanos frescos (o congelados, si tienes) y remueve suavemente. Obtendrás fibra, proteínas y el toque justo de dulzor. Disfrútalo con una taza de té verde caliente o cualquier otra bebida matutina que te apetezca.
Almuerzo
La ensalada de huevo no tiene por qué ser aburrida. Tritura dos huevos duros con una cucharada de yogur griego o un poco de mayonesa, una pizca de mostaza y un poco de pimienta negra. Extiéndelo sobre una rebanada o dos de pan de centeno o integral y añade rodajas finas de pepino por encima o al lado para darle un toque crujiente. Sírvelo con un melocotón pequeño y maduro para equilibrarlo todo. Es ligera pero llena.
Merienda
Hierve un par de huevos con antelación y guárdalos en la nevera. Coge uno o dos por la tarde si necesitas un tentempié. Añade una pizca de sal y pimienta o una pizca de pimentón si te apetece. Sencillos, llenos de proteínas y sin preparación cuando estás bajo de energía.
Cena
La cena de esta noche es un poco especial, pero sigue siendo súper fácil. Coge una batata pequeña, hornéala hasta que esté tierna, ábrela y rellénala con frijoles negros, maíz y queso rallado. Vuelve a meterlo en el horno durante unos minutos hasta que todo se derrita y se dore. Como guarnición, prepara una pequeña ensalada con verduras tiernas, unos tomates cherry y un chorrito de aceite de oliva y vinagre. Es caliente, saciante y lleno de sabor.
Día 4
Desayuno
El desayuno de hoy es todo crujiente y colorido. Vierte un bol de cereales integrales (algo bajo en azúcar y alto en fibra) y cúbrelo con una cucharada de almendras trituradas para darle un poco de textura. Añade tu leche preferida y corta un kiwi en rodajas o extrae los frutos verdes con una cuchara. Es rápido, energizante y proporciona a tu cuerpo un suave y nutritivo comienzo del día.
Almuerzo
Saciante, vegetal y súper satisfactorio. Calienta un bol de estofado de garbanzos y verduras, perfecto para preparar por lotes con antelación. Piensa en tomates, zanahorias tiernas, calabacines y garbanzos cocinados a fuego lento con ajo, comino y aceite de oliva. Sírvelo con un pan de pita integral caliente para mojar. Pela una clementina después para disfrutar de algo fresco, dulce y lleno de vitamina C.
Merienda
Cuando tu estómago necesite algo entre horas, opta por el queso y las galletas saladas. Elige una o dos lonchas de tu queso blando favorito y acompáñalas con unas galletas integrales. Es una buena combinación de proteínas, calcio y algo crujiente. Añade un par de uvas o una rodaja de manzana si te apetece.
Cena
Es hora de sacar la comida reconfortante. Asa un lomo de cerdo pequeño (o una chuleta, si te resulta más fácil) hasta que esté jugoso y dorado. Sírvelo con una mezcla de tubérculos asados como zanahorias, chirivías y calabaza. No te compliques, sólo un chorrito de aceite de oliva, sal y pimienta, y ásalas hasta que estén tiernas. Como guarnición, sirve media taza de quinoa con perejil o hierbas frescas picadas para darle un poco de brillo. Es sustancioso, satisfactorio y sorprendentemente fácil de preparar.

Día 5
Desayuno
Empieza con un batido que es como un estímulo en un vaso. Mezcla un plátano, un puñado de espinacas tiernas, una cucharada de proteína en polvo (opcional) y una taza de leche o de una alternativa sin lácteos. Si tienes bayas congeladas, añádelas para darle más fibra y sabor. Acompáñalo con una magdalena integral tostada para masticar. Te sentirás lleno de energía, no agobiado.
Almuerzo
Una ensalada de atún clásica, pero con un toque fresco y sin complicaciones. Mezcla atún enlatado con un poco de aceite de oliva, zumo de limón y pimienta. Sírvela sobre un lecho de verduras suaves o con galletas integrales al lado. Añade un puñado de tomates cherry para darle un toque crujiente y colorido. Acaba con una taza de fresas o cualquier otra fruta que tengas por ahí. Es el tipo de almuerzo fácil de preparar y fácil de disfrutar.
Merienda
Si necesitas algo entre la comida y la cena, opta por un pequeño bol de flan o pudin bajo en azúcar. Es suave, cremoso y lo suficientemente rico sin pasarse. Si quieres más textura, cúbrelo con una pizca de nueces picadas.
Cena
Esta noche todo son sabores cálidos y caseros. Prepara unas albóndigas de pavo en salsa marinera (puedes comprarla en la tienda o hacer una versión sencilla con tomates triturados, ajo y hierbas). Sírvelas con puré de coliflor en lugar de pasta para darle un toque más ligero, y añade una guarnición de calabacín asado con una pizca de parmesano o hierbas. Es acogedor, saciante y está repleto de proteínas y verduras.
Día 6
Desayuno
El desayuno de hoy es fresco, cremoso y rico en proteínas. Pon media taza de requesón en un bol y cúbrelo con rodajas de piña y un poco de semillas de chía. Obtendrás dulce, jugoso, crujiente y suave en un solo bocado. Si el requesón no es lo tuyo, cámbialo por yogur natural. Acompáñalo con una taza de té caliente: negro, verde o de hierbas, lo que te apetezca.
Almuerzo
El almuerzo es un wrap de pollo a la parrilla que no requiere mucho esfuerzo pero que parece algo que pedirías en una cafetería. Utiliza un wrap integral y ponle pollo a la plancha en rodajas, lechuga tierna y rodajas de aguacate. Añade un poco de hummus o yogur natural si te gusta lo cremoso. Sírvelo con unas rodajas de melón fresco: es refrescante e hidratante, sobre todo en los días calurosos.
Merienda
El yogur puede ser sin duda un tentempié saludable. Elige una opción baja en sodio.
Cena
La cena es una colorida pasta vegetariana fácil de preparar. Cuece pasta integral y mézclala en una salsa de tomate rápida con verduras blandas salteadas, como calabacín, champiñones y espinacas. Añade un puñado de lentejas cocidas para aportar proteínas y fibra. Sírvelo con una guarnición de brócoli al vapor y un chorrito de aceite de oliva. Es una de esas comidas que resultan sustanciosas sin ser pesadas.
Día 7
Desayuno
Empieza el día con algo ligero pero que satisfaga. Tuesta una rebanada de pan integral y unta un cuarto de taza de queso ricotta. Ponle encima medio plátano en rodajas y unas rodajas de melocotón (fresco o enlatado en zumo, escurrido). Enróllalo para envolverlo o déjalo abierto. Es cremoso, naturalmente dulce y está repleto de proteínas y calcio. Acompáñalo de un vaso de leche o de tu alternativa láctea enriquecida favorita.
Almuerzo
El almuerzo de hoy es un poco más especial: una ensalada de cordero asado y quinoa llena de sabor y textura. Utiliza restos de cordero asado si tienes, o fríe unas lonchas finas de cordero en una sartén con un toque de aceite de oliva y hierbas. Mézclalo con quinoa cocida, pepino picado, tomates cherry, queso feta desmenuzado y un puñado de espinacas tiernas. Un chorrito de aceite de oliva y zumo de limón lo une todo. Complétalo con un vasito de yogur, natural o ligeramente azucarado.
Merienda
Que sea sencillo y saciante: corta una manzana en rodajas y unta cada rodaja con una fina capa de mantequilla de cacahuete. Por algo es una combinación clásica: fibra, proteínas y grasas saludables, todo en unos pocos bocados.
Cena
Relájate con una frittata caliente de huevos y verduras. Bate dos huevos con un chorrito de leche y añade verduras blandas, como cebollas, espinacas y champiñones salteados. Viértalo en una sartén pequeña y cocínelo suavemente hasta que cuaje. Sírvelo con espárragos asados y una taza de piña fresca para darle un toque dulce. Es ligero, colorido y fácil de digerir, perfecto para una cena.
No necesitas una dieta complicada para mantenerte sano a medida que envejeces, sólo comidas meditadas y constantes elaboradas con ingredientes reales. Este plan está pensado para ser flexible, así que no te estreses por seguirlo a la perfección. Cambia tus frutas, verduras o proteínas favoritas. Repite las comidas que te gustan. Omite los tentempiés si no tienes hambre.
Al fin y al cabo, el objetivo es sencillo: comer bien, sentirse bien y hacer de la hora de la comida algo que apetezca.

Complementos útiles a tener en cuenta
No se trata de reglas, sino de hábitos inteligentes y de bajo esfuerzo que pueden marcar una gran diferencia en cómo te sientan las comidas y en cómo favorecen tu salud.
Hidratación
Es fácil olvidarlo, pero mantenerse hidratado es tan importante como comer bien. A medida que envejecemos, las señales de sed pueden ser menos perceptibles, por lo que es útil incorporar la hidratación a tu rutina. Empieza por servirte un vaso de agua con cada comida. ¿No te gusta el agua sola? Añada una rodaja de limón, unas hojas de menta o incluso un chorrito de zumo para hacerla más agradable. Las infusiones, los caldos o incluso las frutas ricas en agua, como el melón y el pepino, también pueden ayudarte a mantenerte en forma.
Intercambios estacionales
No te sientas atado a frutas o verduras concretas. Opta por lo que esté de temporada, a la venta o ya tengas en la nevera. ¿Duraznos frescos en verano? Estupendo. ¿Manzanas en otoño? Aún mejor. Los productos de temporada suelen ser más sabrosos y asequibles, lo que hace que comer sano sea mucho más fácil.
Sobras = Menos trabajo
Una de las mejores maneras de ahorrar tiempo es planificar las sobras. Las verduras asadas de la cena pueden ir en la tortilla de mañana. ¿Te sobra pollo a la plancha? Mételo en un wrap o en una ensalada para el almuerzo. Hacer comidas que duren varios días reduce el desperdicio, el tiempo de preparación y te ayuda a comer mejor sin tener que empezar de cero cada vez.
Suplementos (si son necesarios)
A veces, incluso los mejores planes de comidas necesitan un poco de apoyo. A medida que envejecemos, el organismo puede tener más dificultades para absorber determinados nutrientes, sobre todo la vitamina D, la vitamina B12 y el calcio. Si los alimentos no te aportan lo suficiente, el médico o el dietista pueden sugerirte suplementos para suplir las carencias. Pero consulta siempre primero con un profesional sanitario, no hace falta que hagas bricolaje en el pasillo de las vitaminas.
Reflexiones finales
Comer sano después de los 60 no es cuestión de perfección. Se trata de crear comidas que se adapten a su estilo de vida, ayuden a su cuerpo y sigan teniendo buen sabor. Este plan de comidas es un punto de partida, una guía flexible y sin estrés creada para ayudar a las personas mayores a comer bien sin darle demasiadas vueltas.
Tanto si la sigues día a día como si eliges y mezclas en función de lo que te parezca bien, el objetivo sigue siendo el mismo: sentirte nutrido, apoyado y satisfecho en cada comida.
No hace falta que cocines de lujo ni que sigas reglas complicadas. Limítate a comer alimentos de verdad, mantente hidratado y come de forma que te sientas bien. Así es el envejecimiento saludable.
Preguntas frecuentes
¿Puedo repetir las mismas comidas más de una vez durante la semana?
Por supuesto. Si encuentra una comida que realmente le gusta a usted o a su ser querido, no dude en repetirla. El plan está aquí para darle una estructura, pero no es un libro de reglas. Repetir las comidas también puede facilitar la compra y la preparación.
¿Y si mi ser querido tiene dificultades para masticar o tragar?
Puedes adaptar fácilmente este plan eligiendo ingredientes más suaves y cocinando las verduras hasta que estén muy tiernas. Alimentos como el puré de boniato, los huevos revueltos, las frutas blandas, las sopas y los guisos son excelentes opciones. Evita las carnes duras o cualquier cosa demasiado crujiente a menos que se haya ablandado.
¿Cómo ajusto el tamaño de las raciones para alguien con menos apetito?
Empieza con poco. Sirva raciones más pequeñas y ofrezca tentempiés a lo largo del día si las comidas completas le resultan abrumadoras. El objetivo es obtener una ingesta constante de nutrientes, no te preocupes si no lo haces todo de una sentada.
¿Puedo preparar en lote alguna de estas comidas?
Sin duda. Platos como sopas, guisos, verduras asadas, frittatas y cereales cocidos como la quinoa pueden prepararse con antelación y guardarse en el frigorífico o el congelador. Planificar las sobras para la semana ahorra tiempo y reduce el desperdicio de comida.
¿Este plan de comidas es adecuado para personas con diabetes o hipertensión?
Puede serlo. Este plan hace hincapié en los alimentos integrales, las grasas saludables, las proteínas magras y mucha fibra, todos ellos beneficiosos para controlar el azúcar en sangre y favorecer la salud del corazón. Dicho esto, lo mejor es consultar con un profesional sanitario o dietista si estás tratando una enfermedad específica.